sábado, 28 de febrero de 2009

Sobre la Lucha contra Bolonia

El otro día aparecieron en Salamanca unas pintadas contra el proceso de Bolonia en edificios de la Universidad de Salamanca. Uno de ellos es un edificio de Patrimonio Histórico (la fachada del Rectorado en el Patio de Escuelas). Pues bien... desde aquí no se pretende apoyar el pintar edificios históricos, sino el plantear que esas pintadas, corresponden al descontento general que hay en ciertos sectores del estudiantado. Plantear que las asambleas de estudiantes, por muy abiertas y mayoritarias que sean, no pueden representar a todo el estudiantado, no son legítimas (y menos lo son los representantes elegidos por los cauces legales de la universidad)... sólo representan a la asamblea misma, por lo que pueden valorar lo acertado o no de las acciones de otros grupos, pero NUNCA la representatividad de estos grupos. Esto también viene a cuento del comunicado que apareció en su blog ante la huelga convocada por el "Sindicato de Estudiantes"... en la que "rechazan" esta convocatoria por no salir de su "asamblea unitaria". O vamos a todas o no vamos a ninguna. Vaya mierda de educación militante que estamos dando los libertarios a aquellas personas que se acercan al movimiento gracias a estas luchas. Apoyando y consintiendo estas cosas, lo único que conseguimos es que ni se logre parar Bolonia, ni que luego quede nada de "tejido social" en el que apoyar futuras luchas. Me meo en las "asambleas unitarias", que hablan como si me representaran y en realidad no lo hacen, por mucho que si quisiera (que no quiero) podría participar en ellas.
El caso es que las pintadas estuvieron mal. Estuvo mal que hubiera gente que pusiera la firma de organizaciones, y estuvo mal que se pintara en edificios de patrimonio histórico... pero también está mal que la Universidad se lleve las manos a la cabeza por ser esto un atentado contra el patrimonio, cuando deberíamos aplaudir con una mano en la cara del Rector por dejar abandonado el teatro Juan del Enzina, por seguir regalando la Universidad a los lobos del Capital, y por pasarse las opiniones del estudiantado por el Magnífico Forro de los Magníficos Testículos de Rector Magnífico que tiene.

Lo más Importante: No todo está perdido. Se pueden seguir haciendo cosas, se puede parar Bolonia, y se puede aplaudir en alguna Magnífica cara. Incluso en la cara de Botín. Somos Anarquistas y nosotros no nos rendimos. Con nosotros puede hacer las cosas cualquier persona, pero NO representamos a nadie más que a nosotros mismos. Igual que nadie nos puede representar.

jueves, 12 de febrero de 2009

Un Enemigo del Pueblo

Hace poco leí una obra de Ibsen, un importante dramaturgo noruego del siglo XIX, llamada 'Un Enemigo del Pueblo'. En principio, para una persona que se considera anarquista, una afirmación del tipo 'las mayorías nunca tienen razón', puede ser considerada como una apología del vanguardismo, eso de que debe haber gente que haga de punta de lanza de la revolución, llevando tras de sí a las perdidas masas, 'la mayoría compacta'. Nada más lejos de la realidad.
Me di cuenta de esto leyendo a Emma Goldman. Emma Goldman se enamoró de las obras de Ibsen (igual que me había pasado a mí, aún viendo ese regusto 'vanguardista' en ellas). El caso es que lo que viene a proponer, es que las masas están siendo influídas por políticos y medios de comunicación (en el S. XIX eran los periódicos), que diciendo que velan por el bien del pueblo y de las mayorías, resultan velar por los intereses económicos de unos pocos, y que estas minorías deben formarse para evitar caer en eso, para que se produzca el cambio social, y dejen de estar a merced de esos líderes y medios de comunicación (¡Esto era en el siglo XIX!).
Es una lección que no sólo debemos llevar a la práctica difundiendo la idea de que hay que formarse, sino que debemos, nosotros mismos, formarnos para poder luchar. A veces se nos llena la boca diciendo millones de cosas que debemos hacer contra tal y contra cual, ser antinosequé, y que cosas como la globalización y el capitalismo son malos. Esta estrategia, como ya sabían los que vinieron antes de nosotros, es al menos insuficiente, cuando no contraproducente. No podemos luchar sin saber por qué luchamos y contra qué, con unos principios, tácticas y finalidades claros, y teniendo en cuenta que una de las principales labores que tenemos, es mostrar que ahora mismo, las mayorías descansan en viejas y caducas mentiras. La palabra debe ser nuestro principal arma, y no un mero apoyo a acciones que, por ser incapaces por sí mismas de cambiar un ápice a esas mayorías desinformadas y manipuladas, son incapaces de conducirnos a la revolución.
Otra cosa, ya para finalizar, que llama la atención del libro 'Un Enemigo del Pueblo', es como acaba el Dr. Stockmann. Y es que las luchas no son divertidas, y aunque si no podemos bailar, esta no debería ser nuestra Revolución, la Revolución no es un baile. Como bien decía Stockmann en este libro: 'Nunca lleves tus mejores pantalones cuando salgas a luchar por la paz y la libertad'.